lunes, 16 de marzo de 2009

El que la historia esté condenada a repetirse tiene que ver tanto con la capacidad de olvidar como con la capacidad de recordar. Una exploración de cómo diferentes elementos de la sociedad salvadoreña seleccionaron, silenciaron y reacomodaron diferentes aspectos de la historia de la matanza de miles de campesinos e indígenas que tuvo lugar en 1932 nos ayuda a comprender la problemática historia de El Salvador. Los principales actores políticos del país nunca olvidaron la Matanza. A través de los años, el recuerdo de un confuso y complejo conjunto de eventos fue continuamente conformado y reconformado, de manera que proporcionó categorías y un completo glosario de símbolos que identificaron a las principales fuerzas que se enfrentaron durante la guerra civil de la década de los ochenta. La memoria del evento afectó la política y la política, a su vez, afectó la memoria del evento. Cuando los actores políticos tejían historias sobre lo que ocurrió en 1932, el contexto contemporáneo alteraba la narración. El análisis de la memoria del levantamiento de 1932, tal como se fue transformando a lo largo de las décadas, muestra un cuadro variado y siempre cambiante. De hecho, es posible hablar de una historia política de la narrativa y de las políticas de la memoria del estado salvadoreño.

jenny marlenne de leon

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